La reacción inflamatoria se caracteriza por un despliegue de mecanismos bioquímico moleculares que inducen, cambios hemodinámicos tempranos y acciones efectoras celulares, en respuesta a la necesidad del organismo vivo de sobrellevar una situación que le es adversa intentando, limitar la dispersión del agresor, el daño y sentar las bases para la reparación tisular. Los tejidos conectivos vascularizados son el escenario para tal proceso defensivo. La activación de la célula endotelial y la secreción de sustancias biológicamente activas así como la expresión sobre su superficie de factores proteicos que atraen ligandos leucocitarios. El proceso inflamatorio se constituye de este modo como la reacción a un estimulo nocivo (noxa) que puede ser desencadenado por agentes tales como las infecciones, los anticuerpos (Inmunidad o Autoinmunidad) o lesiones físicas y químicas.