Activistas feministas, junto a artistas y creativas, se lanzaron a fines de los '90 al ciberespacio con expectativas de generar experiencias comunicativas a escala planetaria en pos de subvertir los códigos culturales androcéntricos, en un escenario que en principio se presentaba ideal para la libre expresión. Atravesando diferentes etapas, la apropiación de las TICS por parte del feminismo nunca decayó desde entonces teniendo a nivel local y global picos intensos los últimos años en torno a eventos como el Ni Una Menos y el Paro Internacional de Mujeres. Se trata, sin embargo, de procesos no exentos de tensiones y contradicciones, como las prácticas renovadas de violencia en los espacios digitales y la brecha digital de género en el acceso y, sobre todo, en la apropiación.