En el pasado decenio la tuberculosis (TB) ha reemergido como un peligro importante para la salud pública alrededor del mundo con una incidencia creciente entre adultos y niños. Aunque los casos entre niños representan un porcentaje pequeño de todo los casos de TB, los infectados son un reservorio de los cuales provendrán muchos casos de adultos. Al diagnóstico de la TB en niños comúnmente le sigue el descubrimiento de un caso adulto, y se basa en la prueba de la tuberculina en piel, radiografía de tórax y síntomas y signos clínicos. Sin embargo, los síntomas clínicos son inespecíficos, la radiografía de tórax y la prueba en piel pueden ser difíciles de interpretar y las pruebas de laboratorio de rutina no son útiles. Aunque las pruebas de laboratorio más rápidas y sensibles que tiene en cuenta los adelantos recientes en biología molecular, inmunología y cromatografía están siendo desarrollados, los resultados para los niños han desilusionado. Las mejores técnicas beneficiarían especialmente a niños e infantes en quienes el diagnóstico temprano es imperioso para prevenir la TB progresiva.