El análisis tradicional del problema de la imposición de un salario mínimo superior al prevaleciente en el mercado de trabajo, consideraba que el efecto del mismo sería reducir el nivel de empleo. La aparición de desempleo involuntario sería inevitable en tanto la elasticidad de la demanda de trabajo no fuera nula y los mercados laborales perfectamente competitivos. Al considerar la posibilidad de existencia de un monopsonio en dichos mercados resultó evidente que no necesariamente sería el desempleo la consecuencia inevitable de toda política de salarios mínimos.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)