La producción poética de Goethe tiene sus altibajos, es cierto, pero es difícil que el lector atento —por doquier que intente abordarla— no encuentre algo que le interese, lo atraiga y sobre todo, que lo haga reflexionar.
Ello se debe en primer término al hecho de que este hombre que creó su obra en las últimas tres décadas del siglo XVIII y en las primeras tres del XIX, anticipó muchos acontecimientos venideros dándose perfecta cuenta de que el mundo se hallaba en medio de un gigantesco proceso de transformación.