El retrato que acompañamos es la vera effigies, obra de Moneo Sanz, de doña Dominga Galarza, última hablante calificada de la lengua vilela, una de las lenguas indígenas más importantes del territorio argentino; importante por sí misma y por sus variedades, así como por sus conexiones, indudables en unos casos, lule-tonocoté por ejemplo, y posibles en otros, kakán y mataco verbigracia, y cuyo estudio acometemos hoy con la pretensión de completar el material de Lafone y ponerlo al día, comenzando por estas líneas de carácter general. Doña Dominga Galarza o Salazar, india de raza vilela pura, como ella se proclama, ha convivido en nuestro Instituto cerca de un mes, amén de otras temporadas en que hemos ido nosotros a entrevistarla en el Chaco, y en toda ocasión se ha ganado la simpatía de cuantos nos acercábamos a ella. Inteligente y discreta en su escala de cultura elemental, y llena de vitalidad y gracia pese a sus ochenta y pico años, nos hace lamentar a todos la extinción de una raza, cuyas condiciones humanas debieran haberle deparado mejor suerte.