La llegada de Mauricio a la Facultad de Filosofía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo nos enriqueció en más de un sentido a los que en aquel entonces aspirábamos a ser filósofos, en la bella ciudad de Morelia. Más que un colega, Mauricio resultó ser un gran maitre à penser que vino a entusiasmarnos con las aportaciones de Louis Althusser, dejando una honda huella en muchos de nosotros. No sólo por sus conocimientos y su brillante manera de exponerlos, también porlas circunstancias dolorosas que lo forzaron a dejarsu país, al igual que a la mayoría de los exiliados políticos argentinos en la década de los setenta. Mauricio, como tantos otros compañeros del Cono Sur, supo dar ejemplo de sabiduría, valor y humanismo dejándonos perplejos entre más lo conocíamos.