En los años 90 la Argentina inicia una etapa de reformas que se proponen modernizar el orden social para construir condiciones de articulación e incorporación al mundo globalizado. Si bien se pueden definir sentidos generales para esta etapa modemizadora ella adquiere específicas manifestaciones en los distintos sectores en los que pretende intervenir.
En el campo de la educación asistimos a una reforma que se propone modificar el‘ conjunto de las instituciones encargadas de la producción y transmisión del conocimiento. El objetivo fundante de esta ola modemizadora es educar para la competitividad. Este sentido construido para el sector ha habilitado un nuevo espacio para el Estado en el campo educativo, ha introducido nuevos valores y criterios para el reordenamiento de los sistemas y ha generado un reposicionamiento de todos los actores (individuales e institucionales) en los específicos ámbitos en los que actúan.
El Estado ha dejado de ser el organizador del orden social y también a abandonado, por lo menos en esta etapa, la pretensión de generar condiciones de igualdad. Su función ha pasado a estar centrada en la construcción de las posibilidades de constitución de esta etapa de desarrollo del capitalismo en países periféricos como el nuestro.