Son las diez de la mañana de un jueves feriado, un grupo de docentes se encuentran para una formación sobre “Corporalidad en la Educación Popular”. Hay confianza y un ambiente relajado, aunque muchxs se conocen por primera vez: forman parte de dos experiencias educativas hermanas, el Bachillerato Popular Bartolina Sisa de La Plata y el Bachillerato Popular Mansión Obrera de Berisso. Como muchos otros de los “bachilleratos populares” que surgieron en nuestro país post 2001 (Gemsep), son proyectos que buscan una respuesta colectiva y política frente a la necesidad de terminar la escuela, el abandono estatal y el deseo de inventar en el camino una educación distinta, que nos impulse y nos libere. Afuera de las paredes colorinches del centro cultural, la ciudad reposa; es el día de la bandera. Adentro hierve el hormiguero: les profes se preguntan, se reconocen, se organizan.
Cuerpo y Educación Popular son puntos de apoyo indispensables de nuestra labor docente, como también lo son los llamados encuentros de “formación” como el que presentamos y analizamos en esta ocasión. Se trata de un vínculo profundo y enraizado, que nada tiene que ver con trivializaciones tales como revolear ovillos de colores para presentarse o sumar “dinámicas” para que la clase no sea aburrida.