Thomas Herbert y Michel Pêcheux son la misma persona que, de 1966 a 1983, ha publicado, al comienzo bajo el primer nombre, que es un seudónimo, luego bajo su verdadero nombre, y muy a menudo en colaboración con otros -pues tenía un sentido extremadamente agudo del trabajo colectivo y era un animador excepcional de equipos de investigación- de numerosos escritos que giran en torno a los problemas del lenguaje, obteniendo como resultado la apertura de un nuevo dominio de estudios, la teoría del discurso, que hoy en día es aún trabajada por investigadores que conservan la fuerte inspiración heurística que tiene en él su fuente. No es fácil caracterizar su trayectoria, puesto que, desafiando las ortodoxias reinantes, ha jugado en serio la carta de la transdisciplinariedad, manteniendo constantemente intercambios con especialistas de distintos horizontes, con los cuales llegó a establecer una profunda relación de complicidad, en medio de un clima de discusión permanente, que alimentaba su reflexión personal, al mismo tiempo que, por ser él mismo un incansable creador de ideas, relanzaba la reflexión en direcciones novedosas.