La prisión es una palabra problema y no una palabra solución. Comenzar el estudio de la cuestión carcelaria es pensar en complejos entramados de funcionamientos, prácticas, estructuras y subjetividades. Los efectos de la prisión no se limitan a sus muros externos; lo que significa que la institución no sólo hace mella sobre la subjetividad del sujeto prisionizado, sino que se extiende a su entorno social (barrial, familiar, laboral). Esto nos lleva a estar atentos a una serie de vinculaciones relacionales que hacen de los estudios carcelarios una red de redes de poderes.