Aunque tradicionalmente se ha visto al mapa como una representación de la realidad, la relación entre éste y el objeto que representa plantea un problema básico, dado que la cartografía no es una imagen neutra o aséptica. Por un lado, todo mapa se produce en un determinado contexto cultural, por ciertos personajes, con técnicas y objetivos específicos. Por otro lado, la relación entre el objeto representado y la representación misma no garantiza nunca una mímesis: es imposible representar la realidad tal cual la vemos, simplemente porque cada sujeto la ve de una manera diferente y también porque representar no es efectuar una copia literal, ya lo dice Borges al referirse al mapa del imperio que coincidía puntualmente con el imperio.