Hace algunos años se viene perfilando en el seno de la Unión Africana (UA) una estrategia de retiro de la Corte Penal Internacional (CPI), con fundamentos en la necesidad de una mayor integración regional y proclamación de soberanía. Tanto la UA como diversos Estados miembros han manifestado públicamente su malestar en relación al organismo internacional, principalmente por un sentimiento de injerencia hacia sus asuntos internos y cierta preocupación sobre el número de casos juzgados y en investigación sobre países africanos. Asimismo, otro punto de inflexión pareciera ser el hecho de que las potencias económicas contemporáneas no se encuentran sometidas a la jurisdicción de la CPI y, en los últimos tiempos, han estado manifestando tendencias proteccionistas.
En “África y la Corte Penal Internacional. La relación ante la nueva coyuntura global”, y con una mayor amplitud, hemos analizado todo este contexto mencionado desde diferentes perspectivas, como fueron (i) el vínculo entre la CPI y el continente africano, considerando el contexto en el que se constituyó el Estatuto de Roma (ER) y los casos bajo jurisdicción del organismo internacional desde un punto de vista cuantitativo; (ii) la interna africana, teniendo en cuenta diversos sucesos producidos en el seno de la Unión Africana (UA); y (iii) factores externos como son las relaciones de los Estados africanos con países hegemónicos, dada la nueva coyuntura global. En este último punto presentan gran relevancia las relaciones de poder entre los Estados Unidos, la República Popular China y Rusia, y la influencia que tienen en los países en desarrollo y menos adelantados.
Sin perjuicio de ese vasto análisis y todas las aristas que presenta, el presente trabajo tiene el objeto de complementar el segundo punto de dicho estudio con un breve desarrollo de diversos hechos acaecidos hasta el momento. A continuación se desarrollará lo sucedido en Jordania en relación al Presidente sudanés, Omar Al-Bashir, y la reacción en el seno de la Unión Africana.