En el presente trabajo buscamos poner en debate una de las caracterizaciones de los gobiernos latinoamericanos de principios del siglo XXI que han circulado por el ámbito político intelectual. El discurso progresista de los gobiernos en cuestión, que retomaba ciertas reivindicaciones de la clase obrera, tanto en lo referente a la mejora de sus condiciones de vida y trabajo, como en lo simbólico, convocó a intelectuales y políticos a pensar ante qué tipo de régimen político y/o Estado se encontraban. Frente a las visiones de dichos regímenes como populismos (desde una perspectiva positiva o negativa), gobiernos nacionales y populares, un sector del marxismo difundió el concepto bonapartismo. El recorrido por la tradición en la que se inscribe el bonapartismo nos llevó a preguntarnos cuál fue el sentido que Karl Marx le dio al concepto en su obra. Aquello que observó del gobierno de Luis Bonaparte, ¿se trató de un régimen de excepción o se encontraba frente a otra realidad? A nuestro entender, la existencia del bonapartismo como un árbitro por encima de la clases no constituye excepcionalidad alguna, tal como está presente en la tradición marxista que hemos reseñado, sino que es la forma política general que tiene el Estado como representante del capital total de la sociedad.