Para 1983, la Confederación de Trabajadores de la Educación Argentina (CTERA) cumplía diez años de su gestación. Sin embargo, su historia en la Argentina data de más atrás, desde la primera huelga docente registrada en 1882 –por un significativo atraso en el pago de los salarios– y de la mayor experiencia y politización alcanzada por los maestros en las primeras décadas del siglo XX.
Las experiencias fragmentarias de asociaciones, agremiaciones y ácidos conflictos se plasmaron en 1973 con su unificación a nivel nacional bajo la definición conceptual y política de “trabajadores de la educación”.
El rol del sindicalismo docente en la apertura democrática debe ser analizado dentro de las complejas relaciones entre el gobierno radical y el gremialismo.