La profundización de los lazos con los actores del Golfo tomó lugar en una instancia en la que se impulsó una política exterior con un fuerte tinte economicista (Zelicovich, 2011). Esto se hace evidente si atendemos a la búsqueda de los gobiernos del Frente para la Victoria (FpV) de que los vínculos con el exterior se tradujesen en: nuevas posibilidades de negocios con distintas regiones, un incremento de los intercambios comerciales, una diversificación de las exportaciones y, asimismo, nuevas inversiones. Más aún cuando los actores previamente mencionados han sido percibidos por Argentina como potenciales socios en función de la necesidad de las monarquías del Golfo de garantizar su seguridad alimentaria y avanzar en la cooperación tecnológica (Fabani, 2015).