El proceso de globalización del sistema económico capitalista en su etapa neoliberal ha traído consigo una serie de cambios y repercusiones en diferentes escalas e intensidades; es decir, ha tenido influencia a escala económico-política internacional hasta colectiva-individual, tanto positiva como negativa. En este sentido, el avance tecnocientífico a partir del cual el sistema capitalista logra globalizarse ha sido utilizado para un intento de estandarización de gustos, preferencias y costumbres en los individuos al ver el poder del mismo tanto para establecer conexiones alrededor del mundo, como para repercutir en la vida de las personas.
Aunado a lo anterior, son los mismos avances tecnocientíficos los que perpetúan la construcción de una cultura hegemónica a escala internacional. En otras palabras, es a partir de los medios de comunicación que es posible llevar hábitos, gustos, preferencias e ideologías a otras partes del mundo, tal como lo hace la industria cultural de la moda, misma que pone los cuerpos femeninos a su disposición y no la moda a disposición de las mujeres. Es en este proceso de utilización de los cuerpos femeninos que el capitalismo comienza a cosificar, instrumentalizar y comenzar a vaciar de humanidad a los cuerpos de las mujeres.
Es por ello que el presente ensayo tiene como propósito el analizar la forma en que las industrias culturales y el proyecto de estandarización cultural global o construcción de una cultura-mundo han hecho uso de los cuerpos femeninos para fines del mercado, provocando altos beneficios económicos; pero también una cosificación e instrumentalización de las mujeres, mismas que por esa razón han tenido repercusiones en su integridad física y psicológica.