Actualmente, hay más de mil personas que se encuentran privadas de la libertad y están inscritas en la Universidad Nacional de La Plata, en la que sólo pueden anotarse en tres de sus diecisiete facultades. La inclusión en la educación universitaria habilita un incentivo en el contexto de encierro, un motivo de orgullo con sus familias, una herramienta para hacer valer sus derechos y una aspiración profesional a futuro.
La Facultad de Periodismo y Comunicación Social posibilita, desde el 2007, que las personas rompan el encierro para estudiar con sus pares, situación inédita en la ciudad. Además, en el 2009 firmó un convenio para la apertura de una extensión áulica en la Unidad Penitenciaria N° 9 de Villa Elvira, donde se imparten clases a decenas de estudiantes provenientes de distintas cárceles de la provincia.
El Servicio Penitenciario Bonaerense, dependencia del Ministerio de Justicia provincial, pone permanentes trabas burocráticas y físicas para impedir que las personas puedan gozar de su derecho a la educación, amparado por la legislación nacional y la internacional. A las insalubres condiciones de vida intramuros le suman arbitrariedades judiciales y torturas para amedrentar a la totalidad de la población carcelaria.
Sin embargo, a través de la acción conjunta en los pabellones y con apoyo de distintas organizaciones, las personas que se encuentran privadas de la libertad luchan cotidianamente para conseguir que sus garantías humanas sean respetadas.