A partir de los atentados del 11 de septiembre a las torres gemelas en Nueva York y a la sede del Pentágono en Washington, todos atribuidos a la red terrorista Al Quaeda, liderada por el Saudí Osama Bin Laden, la cuestión terrorista se ha convertido en la máxima prioridad en la agenda de seguridad de los EEUU traspolando la cuestión a las agendas de diversos países del globo. Tan es así que el cono sur no ha quedado al margen de esta nueva lectura del sistema internacional ya que rápidamente se señaló a la triple frontera como asiento de células dormidas del terrorismo internacional, acuñado sobre las circunstancia de la numerosa comunidad árabe que habita la región.