In Spanish
Desde 1983 al 2005, la Argentina osciló entre democracias formales e intentos de democracias reales. Cuando hablamos de democracias reales, entendemos como tal una democracia que además de haber sido votada, persigue la justicia social, la libertad y la igualdad. Argentina, como todo América Latina, se ha debatido entre "democracias" neoliberales y el populismo. El neoliberalismo ha sido el estandarte del capital extranjero y el neocolonialismo interno. El populismo es la fórmula latinoamericana, pero tendrá que despojarse del paternalismo, el clientelismo, cuando no de una cierta cuota de autoritarismo. Pero tiene a su favor que busca, en teoría, el crecimiento interno con la participación de todos sus miembros, mediante el desarrollo del agro, la industria y los servicios. Alfonsín ha sido el líder más representativo de una democracia real, aunque los mercados no le permitieron lograr su objetivo de establecer un gobierno para el bien común. Pareciera, que el presidente Kirchner siguiera esos mismos pasos, más allá de su estilo confrontacionista que puede llegar a presumirse cierto autooritarismo. Por el contrario no pasaron las fronteras de la democracias formales Menem y de la Rua, y en una situación dubitativa nos encontramos con el gobierno provisional de Duhalde.
In English
From 1983 to 2005, Argentina oscillated between formal democracies and attempts at real democracies. When we talk about real democracies, we understand as such a democracy which has not only been voted but which also seeks to achieve social justice, freedom and equality. Argentina, like all Latin America, has undergone a pendulum movement between neoliberal "democracies" and populism. Neoliberalism has been the flag of foreign capital and inner neocolonialism. Populism is the Latin American formula, but it will have to do away with paternalism, clientelism and a certain degree of authoritarianism. The advantage it has is, in theory, inner growth with participation of all its members, through agricultural, industrial and services development. Alfonsin has been the most representative leader of a real democracy, although the markets did not allow him to achieve the objective of establishing a government for the public good. It would seem that President Kirchner follows the same path, in spite of his confrontational style which could be deemed to be somewhat authoritarian. In contrast , Menem and De la Rua did not go beyond the realm of formal democracies, and with Duhalde´s provisional government we found an intermediate situation.