¿Cómo era ese mundo de 1985? ¿Cómo era “ese mundo a los pies, violento, imbécil, abrumador”? Acostumbrados a la “razón del enemigo”, al incansable mensurador que es el capital, podríamos encapsular todo misterio en un número arábigo y decir que pasaron 30 años. Pero vale sacudir esa tentación para restituir en nuestra experiencia ese tiempo que se ha escindido del nuestro sin solución de continuidad. Este ensayo no trata de la elegía “de los zapatos aquellos” sino más bien de invitar a pensar por qué Los cuatro peronismos escrito entonces sigue valiendo la pena ser leído hoy, pues como todo clásico “nunca termina de decir lo que tiene para decir”.