En la década de los 80 con la plena ebullición de nuevas formaciones y propuestas musicales, se produjo una oleada de grupos argentinos que llevaron sus canciones al exterior. Tras tiempos difíciles, de represión y de brutal violencia, las voces empezaban a gritar todo lo que vieron y vivieron, pero además cantaban sus propios ideales, sus formas de vivir, sus gustos y preferencias, sin que nadie los censure.