La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca el 20 de enero de 2009 generó amplias expectativas en relación a una nueva política migratoria. Durante su campaña electoral el candidato demócrata se había referido a varias cuestiones en relación a la temática. Entre ellas se encontraban el aumento en el número de visas para familiares de personas que vivieran en Estados Unidos y para trabajadores, el reforzamiento de la frontera y contemplar la posibilidad de que los inmigrantes indocumentados regularizaran su situación migratoria (Democratic Party Platfom; 2008).
Sin embargo, finalizada ya su segunda administración, la esperada reforma migratoria integral solo quedó en promesa. La aplicación de órdenes ejecutivas se transformó en un recurso central del Presidente a la hora de abordar el tema migratorio.
En el presente artículo realizaremos un balance de las dos administraciones de Barack Obama que finalizaron en el año 2016, centrándonos en dos aspectos de la problemática migratoria que demuestran el fracaso del Presidente saliente en lograr una reforma migratoria integral, que pudiera satisfacer sobre todo al electorado latino que lo había apoyado: las dificultades en la aplicación de dos órdenes ejecutivas que beneficiarían a un amplio sector de indocumentados (DACA ampliado y DAPA) y el aumento exponencial del número de deportaciones.