Cuando en nuestra anterior editorial, a propósito del conflicto de Kosovo, nos interrogábamos sobre la aplicación del nuevo principio de injerencia humanitaria, decíamos que era un avance notable en la actual estructura de poder internacional. Pero advertíamos que era necesario -siendo coherentes- que los argumentos utilizados por los países integrantes de la OTAN para intervenir (aún contraviniendo expresas disposiciones de la Carta de la ONU) sean aplicados a todos los conflictos, en los cuales se violaran principios fundamentales del derecho internacional contemporáneo, como son la protección de los derechos humanos y del derecho de los pueblos a la autodeterminación. No pueden admitirse dobles estándares, ni criterios discriminatorios. No debe existir "impunidad" para nadie, ninguna sociedad civilizada se construye con "protegidos" ni "excluidos".
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)