En una región de alianzas complejas y cambiantes, las comunidades kurdas que habitan la región llamada Kurdistán (que abarca parte de los territorios de Turquía, Siria, Irak e Irán) se han vinculado a través de las décadas con diferentes actores regionales e internacionales en base a intereses mutuos. En base a la coyuntura actual, los kurdos aparecen a menudo men-cionados en análisis contemporáneos en relación con los esfuerzos internacionales de lucha contra Daesh o ligados a los diversos proyectos en pugna en el conflicto armado en Siria. Sin embargo, una relación aparece con inusual estabilidad e intensidad: la existente entre Turquía y el Gobierno Regional de Kurdistán (GRK), la región autónoma kurda ubicada en el norte de Irak cuyas autoridades sostienen posturas explícitamente secesionistas. Este vínculo parece particularmente llamativo considerando la hostilidad existente hace décadas entre Ankara y el PKK, la facción política kurda de izquierda que cuenta con filiales a lo largo del mundo kurdo, que constituye hasta el día de hoy un foco de violencia con un creciente número de víctimas. Con el objetivo de entender esta relación, se realizará un breve relato de episodios y procesos en los que se vio reflejada la cercanía entre ambas entidades a lo largo del período del presente anuario (julio 2016 - junio 2017).