El uso masivo del plástico comenzó en la década de 1950 manteniendo un constante crecimiento, alcanzando cifras alarmantes: cada año se producen más de 300 millones de toneladas. Gran parte de los productos plástico que se consumen acaba en la basura en poco tiempo y debido a que no es biodegradable, perduran durante décadas contaminando al ambiente. A medida que aumenta la generación de este tipo de residuos se hace más evidente la necesidad de alternativas tecnológicas que permitan reducir su impacto ambiental.