La situación de la economía global parece reafirmarse, caracterizada por una recuperación del sector manufacturero conjuntamente con un repunte del comercio internacional, en un contexto donde los mercados financieros se encuentran estables. En este sentido, según pronósticos de junio del Banco Mundial (2017), la economía global crecerá un 2,7% en 2017, levemente por debajo de lo proyectado en junio de 2016 por este organismo. Por otra parte, el desempeño para 2018-2019 mejoraría, con un crecimiento estimado del 2,9% anual. Sin embargo, existen riesgos asociados al mayor proteccionismo, la incertidumbre en el contexto económico y financiero.
Los países desarrollados atravesarían un buen momento, en particular en lo que respecta a inversiones y exportaciones. En el caso de los EE.UU. esto ocurre debido al incremento en la inversión privada y las mejoras en las condiciones del mercado laboral. En la zona Euro se recupera el sector manufacturero y aumentan las exportaciones de bienes, acompañado por una reducción de la tasa de desempleo a ritmo moderado (empujada por una política monetaria acomodaticia, el incremento de la inversión privada y la recuperación de las exportaciones), mientras que Japón también espera una recuperación moderada, principalmente impulsada por la demanda externa.
Por su parte, los países en desarrollo presentan una recuperación en el corriente año, con una tasa de crecimiento esperada de 4,1% en promedio, por encima de lo estimado para el cierre del año 2016. Para los exportadores de commodities el panorama es favorable, con una leve recuperación (1,8% para 2017, contra el 0,4% estimado para 2016) debida principalmente al afianzamiento de los precios de los productos primarios, la recuperación de la actividad industrial, una mejora en los flujos de inversión y mayor confianza, aunque resultan necesarios ajustes en lo que se refiere a la sostenibilidad fiscal. A su vez, para los países importadores de materias primas, se sigue previendo un crecimiento robusto para el horizonte 2017-2019 (en promedio 5,7%), reforzado por el mejor desempeño del comercio mundial, mayor gasto en infraestructura y demandas domésticas estables.
El conjunto de las economías menos desarrolladas espera un rebote tras la desaceleración sufrida en 2016, debido, en algunos casos, a la suba de precios de metales y en otros con motivo de una mayor inversión en infraestructura. Sin embargo se mantiene una posición deficitaria, tanto en cuenta corriente como en el balance fiscal, en términos generales.