Si bien no es el objetivo de nuestro trabajo definir el concepto de placer partimos de una concepción cuya explicitación abre las puertas para comprender los propósitos que aquí nos planteamos. Pensamos al placer como un elemento particularmente amorfo, social e históricamente constituido, que sólo puede existir en un marco de emergencia dado por pautas culturales. Buscamos, entonces, emprender una reflexión sobre algunos de los discursos que se erigen como expresión de distintos regímenes de placer. Entendiendo que esta es una tarea que excede ampliamente los márgenes de este escrito nos interesa apenas delinear sus rasgos centrales y acaso plantear las posibilidades de observar paralelismos y rupturas, circunscribiéndonos fundamentalmente, aun sin pretender exhaustividad, a dos campos discursivos: el religioso y el médico. Dentro de ellos enfocamos en el catolicismo y en la medicina, sobre todo en el discurso biomédico y particularmente en la corriente higienista.