En el proceso de especificación de los derechos fundamentales, la protección del consumidor y del ambiente se han ido delineando en los últimos tiempos. Desde un enfoque que tiene en cuenta el ritmo temporal de aparición de estas prerrogativas y los contenidos de las mismas, los derechos relativos a los consumidores pertenecen a la llamada “tercera generación”, vinculados a la degradación de las libertades que generan los nuevos avances tecnológicos. Por su parte, los derechos vinculados a la tutela del medio ambiente, corresponden a una cuarta generación, que encuentra fundamento en el valor solidaridad; una solidaridad que se proyecta no sólo entre los contemporáneos, sino también respecto de las generaciones futuras, en pos de protegerlas de los daños que puedan generarse en virtud del desarrollo industrial o del consumo masivo de productos que en su fabricación y utilización perjudican el medio ambiente.