El diálogo, imposibilitado entonces en la discusión en torno al No matarás que como principio o mandato introduce del Barco, nos señala el horizonte que, según Rodeiro, debería tener a la vista en el presente la izquierda. Parecería entonces que sólo desde el diálogo podría construirse, a partir del pensamiento crítico que se enraíza en la ausencia de verdades incuestionables, una nueva forma de unir teoría y praxis, un nuevo lenguaje, una nueva forma de abordar categorías tales como clase, revolución, militancia, violencia, democracia, partido, socialismo. Esto implica afirmar que para esta construcción “no se debe practicar devoción religiosa” respecto de autores, principios, conceptos, formas de organización, etc. Según Rodeiro, esta es la causa de que se dé un debate y no un diálogo en torno a los temas abordados por la carta de del Barco.
Nos interesaba retomar esta distinción de Rodeiro dado que supone pensar que el diálogo que no se ha dado se desarrolla en un espacio sin certezas, de incertidumbre, de construcción.