En el contexto de la crisis se pusieron en evidencia claras manifestaciones del proceso de transformación de los sectores populares, iniciado hace 30 años, con trayectorias individuales y colectivas caracterizadas por condiciones de pobreza, vulnerabilidad y desafiliación. El presente trabajo indaga en las rupturas y continuidades de estas experiencias asociativas post 2001/2002, pues en el marco de estos profundos y acelerados cambios, estas organizaciones han redefinido sus roles y el lugar que ocupan como mediación entre las demandas y necesidades de la comunidad y las respuestas que, desde el Estado y las políticas públicas, se generan.