Uno de los asuntos más intrincados, y cuya previsión normativa era clamada por los claustros académicos, jurídicos, judiciales, y por sobre todo la sociedad misma, era el relativo a las urbanizaciones especiales o conjuntos inmobiliarios. Entorno a ellos circundaba algo más que una necesidad jurídica, era imprescindible contar con un marco normativo que colme la laguna existente, frente a un escenario que suponía un nuevo estilo o forma de vivir. Desde la aparición de estos fenómenos urbanísticos y hasta la actualidad, los particulares han recurrido diversas figuras jurídicas que les han permitan sobrellevar los variados problemas que se iban generando en el devenir del tiempo. Así, resulta en la actualidad, una nota distintiva, dada por la convivencia de esquemas jurídicos que coexisten en nuestro país, con normativas provinciales que han pretendido coadyuvar a la problemática, a pesar de que en algunas ocasiones contradecían la legislación nacional vigente.No sería preciso hablar de una caos normativo, pero si de un estado de anomia, que subsistió durante muchos años gracias a que fue mayor la explosión que tuvieron estas urbanizacionesespeciales, en una demanda que fue en franco crecimiento, que los problemas que trajo el desatino omisivo del legislador.