La estructuración de la identidad personal se halla íntimamente ligada a la realidad del sentimiento corporal que nunca es solamente corporal. El sentimiento de identidad deriva de la conciencia de contacto con el propio cuerpo, reconociendo quién se es a través de lo que se siente. La Eutonía, disciplina que se aprende viviéndola, es captada en el cuerpo, pensada y aprehendida en el lenguaje. Facilita en las personas la toma de conciencia de sí mismas en los distintos dominios del ser, vehiculizando, propiciando, construyendo registros de identidad ya que a medida que nos introducimos en la experiencia eutónica por asimilación de su pedagogía se abre una dinámica de observaciones e interrogantes relacionados con el sí mismo. Algunos de los alcances de este aprendizaje que puede tornase permanente en la experiencia personal están asociados al enriquecimiento y aprehensión del esquema corporal y la imagen del cuerpo facilitando el encuentro con el sí mismo, asociando su construcción y enriquecimiento con un modo de ser más concientes de la propia identidad, de poder pensar la identidad desde estas perspectivas.