Mucho se ha discutido, principalmente en las últimas dos décadas, acerca del carácter ficcional de la práctica antropológica. Para decirlo en los términos de uno de los más ilustres participantes en –y promotor de- tal debate, Clifford Geertz, “la habilidad de los antropólogos para hacernos tomar en serio lo que dicen tiene menos que ver con su aspecto factual o su aire de elegancia conceptual, que con su capacidad para convencernos de que lo que dicen es resultado de haber podido penetrar (o, si se prefiere, haber sido penetrados por) otra forma de vida, de haber, de uno u otro modo, realmente `estado allí´. Y en la persuasión de que este milagro invisible ha ocurrido, es donde interviene la escritura” (1989: 14).
La propuesta para este trabajo es, precisamente, invertir el orden de los términos: no tanto la antropología como ficción1 , sino la ficción (en nuestro caso, una novela) como antropología, como insight antropológico. No se trata, sin embargo, de una operación novedosa, trabajos tan diversos como los de Roberto Da Matta (1997) a partir de los textos de Jorge Amado y de Sherry Ortner (2006) con las novelas de Philip Roth, entre otros, están ahí para atestiguarlo; tampoco se trata de una práctica generalizada.
Puntualmente, el texto que aquí se presenta se enmarca en la realización de mi tesis doctoral (en curso), centrada en analizar la experiencia urbana en la ciudad de La Plata. En pos de tal finalidad, además de realizar trabajo de campo etnográfico, fueron relevados y analizados documentos, mapas, imágenes y relatos. Uno de los resultados fue dar con la novela de Adolfo Bioy Casares y descubrir –sorprendido y feliz- que en la misma se tratan diversas cuestiones sobre las cuales venía reflexionando a partir de otros materiales, más clásicamente “antropológicos”, como observaciones de las prácticas, relatos de los entrevistados, etc. Lo que originalmente imaginé como una breve mención fue ganando autonomía; efectivamente, la novela de Bioy se transformó en un informante clave, tanto en el sentido más “clásico” de ser un producto donde obtener datos como en un sentido más “reflexivo” y “simétrico” de ser un relato a partir del cual intercambiar y discutir interpretaciones.