En el marco de las regularidades propias del discurso político, Perón desarrolla sus particulares modos de contacto con interlocutores diversos. Primero, establece un estrecho vínculo con los trabajadores y, después, apunta a sectores de la denominada clase media y a los empresarios. A partir de una serie de ensayos, algunos exitosos y otros no, institucionaliza diferentes dispositivos de comunicación pública. Estudiar el discurso implica también construir tipologías de las maneras en que los textos circulan por los diferentes lugares sociales. En mi tesis de maestría, “El discurso de Perón en la etapa fundacional del movimiento. La búsqueda de la propia voz y la constitución de modos de contacto (1943- 1946)”, identifiqué tres dispositivos básicos de comunicación que van desde el modo de contacto más cercano (la interacción en la asamblea) hasta la comunicación mediatizada, pasando por los discursos en ámbitos institucionales altamente formalizados. Esta tipología da cuenta de tres rituales diferenciados que, como tales, constituyen prácticas colectivas repetidas de producción, circulación y reconocimiento de sentido entre el conjunto de los participantes. En este marco, los actores desempeñan roles diferenciados y se ajustan a las reglas propias de cada acto ritual. Algunos de estos rituales constituyen escenas fundacionales, que adquieren carácter mítico y, de cierta manera, perviven a lo largo de ya más de sesenta años en la vida nacional.
Trabajo aquí específicamente dos interacciones masivas que cambiaron la historia: la del 17 de octubre de 1945 y la del 31 de agosto de 1955 (discurso conocido como el del cinco por uno). Lo hago a partir de mis propias transcripciones de los registros grabados que se encuentran en el Archivo General de la Nación.