La recomposición de la estructura productiva en la Argentina en los últimos años implicó el retorno de la temática sindical al primer plano de la discusión en torno a las condiciones del mundo del trabajo contemporáneo. La reactivación de la actividad económica, que establece un contexto de oportunidad inédito en las últimas décadas, junto con la propia habilidad de los actores -dirigentes sindicales- de sostener su capacidad de intervención e iniciativa política fundada en el sostenimiento de las estructuras tradicionales de organización, resitúa a la institución sindical en un espacio de centralidad política indiscutida. La observación de la operatoria de los principales sindicatos en el período actual, nos devuelve la imagen de un tipo de organización fundamentada en prácticas fuertemente sedimentadas e inflexibles en pos de sostener una organicidad tradicional sustentada en un verticalismo y centralismo férreos y en la excesiva burocratización de todas sus instancias e intervenciones. En este marco, la cuestión de la democracia sindical podría pensarse como una clave interpretativa productiva para replantear el modo de construcción de las organizaciones sindicales actuales y las oportunidades de reformulación de esas dinámicas de concentración del poder. Teniendo en cuenta los rasgos que histórica y normativamente conforman la estructura sindical argentina, la inquietud analítica pasa por intentar aportar a la reflexión en torno a las posibilidades políticamente reales de generar, en el escenario presente, prácticas alternativas que puedan forzar cierta apertura democratizante en los aparatos clásicos de los sindicatos. Esta apuesta implica necesariamente la tarea de indagar acerca del anclaje material de la problemática en la historia reciente de los trabajadores en nuestro país. En este sentido, este trabajo se propone rastrear y dar cuenta de los principales rasgos del llamado sindicalismo antiburocrático de las décadas del 60 y 70, tratando de analizar en qué medida y bajo qué circunstancias cierto sector del movimiento sindical esbozó estrategias y propuestas opuestas al esquema de poder establecido a través del ejercicio de una mayor autonomía, participación y democracia de base y cuáles fueron las principales limitaciones que le impidieron proyectarse como una alternativa real para la organización de los trabajadores.