Desde el inicio de la democracia, el cine nacional se ha ocupado de representar con asiduidad uno de los acontecimientos más trágicos de la historia argentina, la última dictadura militar. A partir de los años ochenta, fueron cada vez más numerosos los films que, desde diferentes registros (ficción y documental), empezaron a explicitar en sus contenidos un conjunto de aspectos relacionados al Proceso de Reorganización Nacional: la brutal represión llevada a cabo por el estado nacional, los avatares del exilio provocados por la persecución, el funcionamiento de los centros clandestinos de detención, la concreción de un plan sistemático de desaparición forzada de personas y la connivencia entre los sectores militares y los grupos económicos más concentrados.
Esta constante revisión del pasado reciente elaborada por el cine de la democracia forjó un acervo cinematográfico sobre la dictadura y, a su vez, contribuyó a darle forma a la memoria social del período.
Uno de los tópicos más recurrentes en el cine nacional fue el de la desaparición forzada de personas, en tanto representó la emergencia de un fenómeno de una magnitud y una atrocidad inusitada.