En 1920, Roberto Arlt escribe un ensayo, "Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires". Este trabajo pretende mostrar los modos en que ese texto se desvía de sus propósitos "denunciar las mentiras y los engaños de las doctrinas teosóficas, sus representantes e instituciones" presentando problemas que atañen a la escritura de ficción y a la institución de un lugar de enunciación para la literatura. Así, este artículo de los años veinte constituye, por un lado, una intervención oblicua en el campo literario, tendiente a construir una imagen de escritor opuesta a las estéticas dominantes de ese campo; por otra parte, a causa de sus desplazamientos ficcionales, de la relación con sus precursores y del carácter germinal que presenta, puede considerarse el comienzo literario de Arlt y el gesto fundador de su literatura; finalmente, también permite anticipar la perspectiva ambigua "crítica y recuperación estética" con que es representado lo fantástico en ciertos relatos que reescriben temáticas relacionadas con el ocultismo e introducen reiteradamente elementos y tópicos de un imaginario tardomodernista algunos de los incluidos en El criador de Gorilas y "El traje del fantasma".