El proceso de integración regional del Mercosur, que nació con el retorno de las democracias en el Cono Sur, generó fuertes expectativas de mejorar la inserción internacional de sus países miembros. Sin embargo fue atravesando, desde su creación, por situaciones muy heterogéneas. Tuvo una "etapa dorada", entre 1991 y 1998, en la que mostró un crecimiento del comercio intra-regional muy superior al registrado con el resto del mundo. El nivel de éxito alcanzado entonces generó las críticas de Alexander Yeats, economista principal del Banco Mundial, quien vinculó ese crecimiento con un proceso de desvío de comercio resultante de barreras proteccionistas existentes al interior de la región. Esta situación muestra un punto de inflexión desde 1999, a partir de las devaluaciones ocurridas primero por Brasil y luego por la Argentina. El comercio regional sufrió, entonces, una declinación muy fuerte, sobre todo de las exportaciones argentinas a Brasil. En efecto, la Argentina muestra un balance comercial positivo con Brasil hasta el año 2002, pero desde entonces comienza a hacerse crecientemente negativo -3.700 millones de dólares en 2006- y a perder participación en el mercado de ese país.