Los espacios escolares a modo de “sombreados laberintos” recogen y custodian relaciones y agentes particularísimos, sobre todo, si parte de estos últimos son jóvenes. La escuela media o secundaria ofrece una inquietud especial, no sólo en términos de la calidad de formación (como todo el sistema educativo), sino por la trama de relaciones distintivas que en ella se despliegan. Un recorte de ellas refieren a los esquemas de operaciones y de “maniobras” que adoptan los alumnos en sus trayectorias escolares en sus procesos de convertirse en miembros de la institución escolar. Integrarse implica apropiarse de estrategias eficientes en el campo. En tanto tal, se apropian, esto es, seleccionan diversas prácticas del cotidiano, eligiendo distintos procedimientos en relación con la diversidad de momentos o situaciones que se desenvuelven en el proceso de escolarización. [Extracto a modo de resumen]