Cuando Newton describió las leyes de la física que afectan a los cuerpos sobre el planeta tierra, no se preguntó qué se siente ser la manzana (aquel ícono usado para explicar cómo funciona la caída de los cuerpos). La pregunta por la sensación del cuerpo que cae, rola o se ve afectado de cualquier otro modo por las leyes físicas, la plantea Steve Paxton, y el contact improvisación es la práctica que él crea dentro del campo de la danza, en gran medida, como respuesta a ese interrogante.
La pregunta formulada por Paxton implicó una exploración que desorganizaría tanto el régimen perceptual ordinario (fuertemente estructurado en torno al sentido de la visión) como la lógica de organización de los movimientos en tiempo y espacio. Los sentidos se abrirían a nuevas composiciones entre los cuerpos.
La piel en tanto envoltorio que nos delimita y contiene, sumado al invariable llamado de la gravedad que nos afecta en tanto cuerpos constituyen, en la práctica del contact, dos radares fundamentales para orientar el movimiento. Despertar la piel en toda su superficie a través del contacto con el suelo y con el compañero, dar peso, escuchar y responder hacia el punto de contacto, transferir la atención de la vista al sutil intercambio de información que se sucede entre los cuerpos en contacto guiados por las fuerzas físicas son elementos clave en esta danza. ¿Qué construcción surge de estos desplazamientos sensibles? ¿En qué sentido sería posible hablar de la construcción de un espacio esférico? Proponemos una exploración desde el movimiento para abordar estos interrogantes y reflexionar sobre la experiencia y sus implicancias.