La Congregación de las Hermanas Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad es una institución que se encuentra inmersa en dos lógicas diferentes, que a la vez que la caracterizan y constituyen, son fuente de conflictos y oposiciones. Las Hermanas forman parte del campo religioso católico, y es en él en donde las religiosas disputan con otros sectores internos la posibilidad de definir "una" visión del mundo social que construya una mirada alternativa a la dominante, en referencia con la problemática de la prostitución, a la vez que luchan por su propia existencia en cuanto congregación con un carisma particular. Además, la institución es parte del espacio social general en el cual deben disputar con otras agencias (y con lógicas diferentes a las del campo religioso católico), su legitimidad para el trabajo social con mujeres en situación de prostitución.
La relación existente entre las religiosas y las mujeres en situación de prostitución se configura y reconfigura de forma especial y diferenciada; en este sentido es imposible no visualizar la singularidad del trabajo efectuado por la Congregación, como sería ficticio también no tomar en cuenta la particular problemática de las mujeres en tal situación. En esta interacción se conforman relaciones sociales inscriptas en redes que trascienden las relaciones visibles y conforman una estructura particular que tiene inscripción territorial en el barrio Carlos Pellegrini de la ciudad de Villa María.
Esta problemática es analizada aquí en el marco del planteo teórico que supone que los agentes desarrollan estrategias destinadas a conservar o a subvertir sus posiciones en el campo del cual son partícipes. Estas estrategias de conservación o subversión sólo pueden ser desplegadas y desarrolladas a partir de la acumulación de algún tipo de capital valioso para los intereses del campo dentro del cual se lo está disputando.