El problema que se analiza, es el del papel de la universidad como institución formadora de profesionales con competencias para responder a las problemáticas regionales. En este estudio se considera que esta cuestión se conecta fuertemente con las relaciones entre teoría y práctica dominantes en las instituciones educativas. La situación latinoamericana actual necesita de profesionales capaces de aportar respuestas originales y pertinentes a los problemas de la región, profesionales con competencias que los habiliten para comprender e intervenir en los procesos de emancipación de los pueblos latinoamericanos que comienza a plantear este siglo XXI. Esto implica una formación que exceda lo técnico, que incluya la eticidad y la politicidad como elementos fundantes en la formación de profesionales. Sin embargo, se puede afirmar que la posición hegemónica al interior de las instituciones formadoras, se vincula más con una concepción academicista, teorética, que con un compromiso real con las necesidades de su entorno. Coherente con esta posición, la formación de profesionales pone acento en la producción teórica, desjerarquizando la construcción de conocimiento práctico. El propósito de este trabajo es analizar algunas de las consecuencias de este modelo formativo, y buscar alternativas superadoras de esas falencias.