Los delitos de lesa humanidad “cometidos en el marco del genocidio que tuvo lugar en la República Argentina entre los años 1976 y 1983”, han comenzado nuevamente a ser juzgados. A partir de la nulidad de las leyes de Obediencia de Vida y de Punto Final, se abrió el camino para poder enjuiciar a aquellos genocidas que permanecieron tantos años en la impunidad.
En principio, y de un modo aberrante, solo se televisan las declaraciones de los genocidas, en vivo y en directo. Solo ellos dan su palabra al espacio publico, en tanto que los testimonios de los sobrevivientes y de los testigos solo son reproducidos por (algunos) medios gráficos. Nos enteramos de modo fragmentario de su desarrollo, cuando los medios nos muestran el comienzo y el final. O algún hecho puntual que supongan relevante, generalmente por parte de los genocidas. Es que esa construcción de la noticia responde a la necesidad del impacto, y del ocultamiento. Y la falta de imágenes de lo que sucede con quienes van a dar testimonio, es yuxtapuesta con la imagen de los genocidas. Para contrarrestar esto, para poder dar imagen a aquello que se nos oculta, H.I.J.O.S. junto con el Departamento de Artes Visuales Prilidiano Pueyrredón y los Estudiantes por el Cambio del IUNA ha propuesto que se recupere una técnica en desuso para el testimonio visual: el dibujo, el retrato.