Los nomencladores constituyen un aspecto central en la construcción y definición del espacio público por parte de las prácticas estatales. Los entramados de calles (caracterizados por una serie abstracta de números como en La Plata o por un texto de nombres propios como en cientos de ciudades de nuestro continente) lo cuadriculan en su totalidad, aunque lo consideremos atomizado por nuestros recorridos concretos sobre la ciudad y los usos que hacemos de ella. Además, nuestra relación con su aspecto más exterior (los números o los nombres expuestos en la señalización y en los planos) nos aleja aún más de analizarlos como obras parciales, totales y con pretensiones colectivas. El plano de una ciudad nos presenta un nomenclador sincrónico, caracterizado por su superficie, sin historia y sin autor, constituido como una obra “obvia” donde las miradas inquietas tienen poco por hacer. Esta apariencia, asentada por ciertas prácticas, nos obnubila de tal forma que oculta las profundidades que le dieron existencia. En esta ponencia, intentaremos presentarlas y ponerlas brevemente en práctica, analizando algunos aspectos del nomenclador urbano de la localidad entrerriana de Chajarí.