Los primeros cafés nacen en la época del Virreinato, pero toman mayor importancia en la escena de la Ciudad de Buenos Aires a comienzos del S. XIX, cuando dentro de ellos empezaron a realizarse “Peñas Patrióticas”, divididas por sus tendencias Unitarias o Federales.
A partir de la capitalización de la Ciudad de Buenos Aires, lo cafés fueron esparciéndose por toda la ciudad ocupando un lugar central en la vida de los porteños.
Estos locales de variaban calidades albergando a diferentes clases sociales, tratando siempre de mantener una estética europea, como por ejemplo “el Café de Marco”, “el Café de la Victoria”, y el “Café de los Catalanes”.
Dentro de estos espacios no solo se tomaban cafés sino también medidas políticas y sociales, se debatía sobre ciencia, cultura y sobre todas las expresiones artísticas, como la literatura, la escultura, la pintura, la música, y el teatro (Ej.:“Café de la Comedia”).