El resultado del Concilio Vaticano II abrió un intenso debate dentro de la Iglesia Católica. En la segunda parte de la década del ´60 esas discusiones ganaron un muy significativo espacio entre la militancia estudiantil cristiana. Las perspectivas tradicionales fueron puestas en cuestión y en el marco de fundamentaciones confusas y disímiles crecía la idea de impulsar la politización del estudiantado universitario, confrontar las falsas opciones y superar las miradas conservadoras en la cuestión social. En lo más específicamente universitario se cuestionaban los principios de la Reforma Universitaria que habían conformado, según opinaban, una universidad “profesionalista, electoralista y aislada de la realidad social argentina”. Al calor de las querellas y de ese diagnóstico se fueron conformando distintos agrupamientos y realineamientos, con obvias resistencias, en la búsqueda de un mayor compromiso social.