En reglas generales los diseños curriculares de la formación de docentes nos remiten muchas veces a una estructura ya probada y puesta en acto, estructurados por materias; sin embargo, el caso del Profesorado en Ciencias Económicas y Ciencias Jurídicas, Carrera de Complementación Curricular, toma una estructura particular: está formado por módulos y ejes, entre otras particularidades. Sobre esta realidad nos plantearnos ciertos interrogantes que nos enfrentan a diversas opciones formativas: ¿Qué debemos promover? ¿Formar en competencias o en conocimientos? ¿Nuestro diseño curricular da respuestas a las necesidades formativas de nuestros alumnos, profesionales que aspiran a ser docentes? ¿Qué aspectos debemos cambiar? ¿Cuáles son aquellos dispositivos que se ponen en juego para articular disciplinas, contenidos y experiencia? El Curriculum supone una construcción compleja, pero ¿cómo podemos concebirlo que no sea reduciéndolo a un conjunto de contenidos o de objetivos? ¿Y de qué otra manera que no contemple la prescripción y la linealidad? ¿Acaso un Curriculum puede dejar de ser prescriptivo? ¿Qué hay de esa visión asociada a la etimología de la palabra que marca un recorrido? ¿Una trayectoria? Consideramos el diseño curricular del Profesorado en Ciencias Económicas y Ciencias Jurídicas como una estructura alternativa centrada en la praxis, en el trabajo colectivo y reflexivo que reúne ciertos rasgos y que ofrece muchas ventajas formativas. Desde su implementación se han logrado ciertos impactos de los cuales procuraremos dar cuenta como así también limitaciones que deben ser resueltas. Es necesario incorporar al currículum una racionalidad que exprese “...la voluntad abierta de diálogo con la experiencia”. El currículum debe, entonces, servir para visibilizar las opciones pedagógicas utilizando razones públicas y legítimas y promoviendo mecanismos de deliberación y decisión en un diálogo entre sujetos, principios, instrumentos y condiciones.