Cuando Foucault comienza con la interacción Poder-Saber y afirma que el Saber es Poder y los reformula, su interés era el Saber de los seres humanos y el Poder que actúa sobre los seres humanos. A menudo el saber/poder y la fuerza física son aliados, como cuando se castiga históricamente a un niño para que aprenda la lección, pero esencialmente el saber poder funciona a través del lenguaje. Cuando el niño aprende a hablar, incorpora al mismo tiempo los elementos principales y las reglas de su cultura.
Cuando Foucault escribe en el prefacio de la “Arqueología del Saber”, “No me pregunten quien soy”, intenta preservar su libertad y muestra como en toda su obra oscila entre el poder que hace al hombre “sujetado” en relaciones de producción y de sentido y su búsqueda de libertad como individuo.
Todas las ciencias humanas (psicología, sociología, economía, medicina, incluso lingüística) definen a los seres humanos y los describen funcionando en Instituciones tales como escuelas, fábricas, hospitales psiquiátricos, prisiones y tribunales con las consecuencias sobre toda la gente.
La preocupación por lo normal y lo anormal marca su obra y los documentos históricos son su interrogación primera.
Desde el Siglo XVIII la sociedad distinguió el saber/poder y la diferencia entre normal y anormal y definió el comportamiento y su normativización.
La preocupación de Foucault ha sido distinguir progresivamente el encierro, la exclusión y develar lo oculto para observar e interrogar, de manera constante la Comunidad.
El poder que ejerce la sociedad sobre los estudios de la anormalidad, las normas que se dictan, siempre se ejerce este poder entre la persona normal y la anormal.
Incluso en su análisis posterior de la sociedad capitalista es el poder que tiene al hombre “sujetado” a la producción y al trabajo.