Para Popper el interés por un criterio de demarcación está referido a la necesidad de una pauta para establecer claramente qué teoría es científica y cuál no lo es. En este sentido afirma que una teoría que siempre puede echar mano de una estratagema o una hipótesis ad hoc para proporcionar una explicación de algún hecho o fenómeno que aparentemente la disconfirma carece por completo de carácter científico porque sencillamente no puede ser refutada nunca. Cita como ejemplos el psicoanálisis y el marxismo, que por lo tanto se encuentran en un mismo nivel epistemológico que, por ejemplo, la astrología. Para garantizar que una teoría posea carácter científico, entonces, establece como requisito que esté formulada de una manera tal que puedan deducirse de ella, con el auxilio de condiciones iniciales, proposiciones referidas a hechos considerados como “prohibidos”. A las proposiciones empíricas incompatibles con la teoría las denomina enunciados básicos y son fundamentales para el sometimiento a prueba de una hipótesis porque éste determina la corroboración o la refutación de una teoría empírica universal.